Hace
algunas semanas redacté una columna que titulé “el canto de Lozoya”; en donde
señalé la causa por la que votamos muchos mexicanos por el actual presidente al
estar hartos de tanta corrupción y sobre todo impunidad; y que Emilio Lozoya
tenía mucho que cantar o decir al respecto. Ese momento ha llegado, el ex
director de PEMEX ha abierto la caja de pandora y con ello ha señalado ha
diversos políticos de primer nivel en una denuncia ya formal de hechos ante la
Fiscalía General de la República (FGR); entre los políticos que destacan sin
duda alguna están los expresidentes Enrique Peña Nieto (PRI) y Felipe Calderón
(PAN) y el ex candidato presidencial panista Ricardo Anaya, entre otros colaboradores
con cargos de suma importancia como senadores, diputados y secretarios de
Estado. Todos los dichos por Lozoya causan una terrible indignación y una aversión
con sumo encono hacia los partidos señalados; pero lo que más sorprende, es el
cinismo de algunos defensores que acuden al caso Bejarano para tratar de equiparar
el daño causado por estos políticos con sus corruptelas minimizando con la
comparación las felonías de priistas y panistas a cambio de echar a andar el
Pacto por México; particularmente la fallida reforma energética. Pero estos argumentos
lejos de salvar a los actuales imputados, termina por dejar muy mal parados a
los defensores porque entonces sus argumentos nos indican que debemos callar y mantenernos
en letargo porque se trata de actos tan comunes dentro de la política mexicana
que simplemente debemos resignarnos; pero la verdad es que priistas y panistas
jamás pensaron en un escenario en el que un gobierno de izquierda, encabezado
por el más odiado de sus rivales, pudiera acceder al poder e iniciar una investigación
en donde quedaran expuestos de manera tan evidente ante el pueblo que ciertamente,
votó para sacarlos del poder. De este canto tan desagradable de Lozoya; podemos
obtener algunas primarias conclusiones: en primer lugar, se abre la posibilidad
de juzgar a expresidentes, lo cual sería un hecho inusitado en nuestro país y
sin duda sería un parteaguas en el antes y el después de la impunidad en
México. En segundo lugar, se están generando las condiciones para que morena prácticamente
termine por aniquilar la oposición no solo en las elecciones para el poder
legislativo en 2021, sino en la mayoría de las elecciones que habrán de llevarse
a cabo en 30 entidades en el mismo año; finalmente, esta es una oportunidad única
para gestar en la sociedad una conciencia cívica que se oriente hacia la
vigilancia de los gobernantes y sus acciones para evitar que estos sucesos se
presenten nuevamente bajo las siglas de cualquier partido y en cualquier nivel;
porque si esto no sucede, de nada serviría destapar una cloaca de corrupción
sin tomar medidas para que no se vuelva a presentar. Se trata de un escándalo
nunca antes visto en esta magnitud; por lo que me parece que las condiciones
están dadas para que de una buena vez se aseste un golpe definitivo a la
corrupción y a la impunidad y quede claro que este gobierno está comprometido
realmente con un pueblo que ha sufrido malos gobiernos y dirigido por políticos
rapaces sin escrúpulos. Es la oportunidad de oro, si se deja ir, este gobierno
será simplemente uno más de tantos. Estamos ante la posibilidad de romper con tradiciones
perniciosas, o perpetuar la ignominia y que el canto de Lozoya no sirva
finalmente más que para alimentar el circo político al que también ya estamos
acostumbrados.