¿Podemos linchar políticamente a una presidente por saludar al familiar de un narcotraficante? ¿Hasta qué punto permea negativamente en la sociedad y en la imagen de México que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya saludado de mano a la madre de Joaquín El Chapo Guzmán? Es cierto que actos ignominiosos pasados no justifican la repetición de los mismos en un ciclo sin fin; pero hay grados de insolencia y atrevimiento. El expresidente Calderón asistió y permaneció en el festejo de la hija de un político lagunero en la que también asistió Sergio Villarreal “El grande”, prominente figura del entonces cártel de los Beltrán Leyva. Una convivencia directa, con permanencia por convicción en nada comparable con el saludo a una nonagenaria que nada tuvo que ver en las decisiones tomadas por su hijo. Sin embargo, hay desde luego un aspecto que es muy cuestionable en lo sucedido; pues el presidente asegura que intervendrá para lograr un encuentro entre la señora y el capo ya encarcelado; por razones humanitarias dice el presidente, como si por razones humanitarias los familiares de personas inocentes afectadas por la violencia no necesitaran también apoyo por las mismas razones de humanidad; desde luego que esto es sin duda lo deleznable en el discurso del presidente, no el saludo mismo hacia la madre del delincuente. Brindar apoyo del Estado a una persona en particular es sin duda bastante cuestionable. La sociedad desde luego se ha polarizado ante este suceso, entre quienes cuestionan el saludo y con vehemencia anuncian la presencia del calamitoso narcoestado y quienes simplemente minimizan lo sucedido haciendo referencia eufemística al tradicional saludo y carácter que distingue al presidente. De pronto las críticas se volcaron intempestivamente hacia expresidentes que han sido señalados de nexos con el narco, principalmente Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, dejando en evidencia una preocupante y lamentable línea de contubernio ya tan sui géneris del presidencialismo en México y la delincuencia organizada. Pero regresemos a la imagen misma; ¿cuál es la lectura de la misma? ¿qué significado tiene? En lo personal tengo conocidos que se han tomado fotografías con personas que luego resultan ser narcotraficantes o pederastas, ello no los vuelve sin duda alguna parte de las actitudes cuestionables de quienes cometen ignominias; pero sé de personas también que en el pueblo a sabiendas de la fama de algunos personajes cuestionables se atreven a salir juntos y a convivir; eso ya es otra asunto que implica convicción, no contubernio, pero de esto a asegurar que la madre del Chapo es una persona que dirige una red de delincuencia y hasta ficharla socialmente como figura delictiva resulta absurdo como negligente; tan negligente como saludar de mano a la señora en tiempos de pandemia viral, que sin duda es otro acto cuestionable del mismo suceso. Peña Nieto aduló a Julión Álvarez con quien compartió viaje acuático en Chiapas, para unos días después eliminar esas fotografías porque el cantante fue señalado de nexos con el narcotráfico en la llamada lista Clinton que elabora el departamento de Estado de los Estados Unidos. Esa foto no significaba una relación de contubernio, así como el saludo de mano tampoco indica nexos que pongan en tela de juicio la bandera de honestidad con la que este gobierno navega y busca diferenciarse de todos los demás.