Si se me permite hacer una valoración sobre la composición del Presupuesto de Egresos para el próximo año, con mis escuetos conocimientos sobre programación y presupuesto que adquirí en la universidad y mis clases que al respecto imparto lacónicamente sobre el tema, me atrevo a asegurar que el presupuesto es acertado, pertinente y fortalece aspectos que son nodales para el crecimiento y desarrollo de nuestro país. En otras palabras, es bondadoso. Desde luego que debemos partir de la simple premisa de que un gobierno, sobre todo en materia presupuestal, no puede satisfacer todas las demandas de los diversos sectores sociales, pero también es cierto que dentro de las miles de necesidades existentes prevalecen las prioritarias o aquellas que bien pudieran ser un óbice para el desarrollo en caso de no ser atendidas. De entrada, dos rubros son esenciales para el crecimiento: educación y ramo 33. El PEF 2019 contempla incrementos significativos en ambos rubros. Para el caso de las participaciones federales a Estados y Municipios, mejor conocidas como el ramo 33, estas ascenderán a más de 735 mil millones de pesos, es decir, un incremento de más de 1700 millones de pesos con respecto a lo originalmente propuesto y con ello se asegura que municipios y entidades federativas sigan ejerciendo recursos para atender necesidades de sus respectivos ámbitos de gobierno. Por otra parte, para el rubro de la educación, las noticias no pueden ser más que jubilosas, pues el presupuesto aumentó de 300 mil 140 millones de pesos a 308 mil millones de pesos, lo que no solo fortalece financieramente a este sector, sino que se atenderán aspectos como el fortalecimiento del idioma inglés y la educación inicial y para el caso de la educación media superior, se aprobó una ampliación por 6 mil 960 millones de pesos. Solo con estos dos tópicos, se apuntala el desarrollo de nuestro país, pues la educación es la semilla del progreso y los recursos que se entregan a entidades subnacionales permiten invertir en la mejora de la calidad de vida de los mexicanos. Hay otros temas que no podemos dejar de lado que se volvieron objeto de mejora dentro del PEF: 107 mil millones de pesos asignados a la seguridad social (la inversión más grande en la historia); de 6 mil programas de desarrollo social, ahora solo existirán 18, con un presupuesto de 251 mil millones de pesos. Así como Medio Ambiente, que obtendrá 31,020 millones de pesos, y de Cultura, que quedó en 12,894 millones de pesos y con la certeza de que no habrá más aumento de impuestos. Pero quizá lo más importante y que va más allá de lo acertado del prorrateo del presupuesto, es la conciencia de la realidad, aquella que evita que se planee el futuro en base a quimeras, como aquella de crecer al 7%, pues este presupuesto es terrenal y se plantea un crecimiento anual de entre 1.5 y 2.5% para 2019, con una inflación de 3.4% y con un costo del barril del petróleo de 55 dólares. Y es que el gran error es siempre presupuestar ingresos altos basados en esperanzas sin sustento real, basado solo en corazonadas. Estas acciones, sumadas a los 61,000 millones de pesos para apoyar a los jóvenes a través de programas de apoyo escolar y capacitación, vuelven a este gobierno sensible a las necesidades del país y nos permite vislumbrar un panorama de mejora en cuanto a las expectativas que como nación nos hemos planteado al elegir un nuevo capitán al frente de nuestro inmenso barco que significa México. Desde luego que hay perdedores, de entre ellos el INE, el INAI, la CNDH, etc., no obstante, son entes que han sido bastante cuestionados por su despilfarro e ineficiencia, por lo que deben ajustar su gasto para estar en sintonía con las nuevas reglas del juego del presupuesto que obedecen a viejas deudas sociales con una ciudadanía que exige cambios radicales.