jueves, 30 de agosto de 2018

De a 2000

Lo cotidiano se vuelve costumbre, y la costumbre tradición, por ello se respira nostalgia por el anuncio del fin de la emisión del billete de 20 pesos. Las preguntas comienzan a aparecer… ¿por qué lo eliminan?, ¿cuál es la ganancia?, ¿hay algún trasfondo riesgoso para nuestra economía?, y la pregunta que más ha circulado en redes sociales… ¿se acerca una devaluación? Comencemos por lo más simple: las causas. Según los expertos de la junta de gobierno del Banco de México, la arista principal que dio andamiaje a la decisión de suprimir el billete se debe a costos técnicos y financieros, de lo cual podemos deducir que se pretende ahorrar recursos, no obstante, la sola idea de la emisión de un billete de 2000 pesos es por si sola fuera de lugar y financieramente inviable, pues para empezar, ni siquiera los cajeros automáticos emiten billetes de mil pesos, mucho menos lo harán con nuevos billetes con el doble de valor, por lo que se percibe que se gastará en billetes de poco uso y que al final serán más un despilfarro de recursos que una decisión acertada en materia financiera. Ahora bien, no es muy común el uso de papel moneda con el valor de mil pesos, de ahí que el uso del mismo papel, pero con aumento nominativo; anticipo será todavía más escasa su circulación. En términos generales se trata de una propuesta vacua y al garete; pero arribemos al punto más álgido… ¿se acerca una devaluación? Para empezar, las devaluaciones suelen suceder por motivos muy diferentes a la aparición de billetes de diversos valores nominales, estas suelen presentarse por falta de demanda interna de moneda local a causa de preferir el uso de otra, es decir, que de pronto la mayoría de los mexicanos dejáramos de usar pesos y sustituirlos por dólares, situación que suena poco o nada probable. Realmente poco importa el valor nominativo de una moneda, es decir, si solo hubiera billetes de 100 o 300 pesos el uso sería el mismo a final de cuentas, el problema es grave cuando una economía comienza a inundarse de billetes provocando hiperinflación y escasez de productos, situación que no es provocada ni remotamente por el hecho de que cambien las denominaciones valorativas de billetes. La probabilidad de que un billete de 2000 pesos devalúe nuestra moneda no es más que un cisne negro. Finalmente, podrán existir billetes de 10 pesos o de 5 mil, sin embargo, la cruda realidad es que el poder adquisitivo de los mexicanos cada vez disminuye por fenómenos como la inflación, y los bajos salarios; y la mejor prueba es que desde abril de 2008, en que inició la circulación del billete de mil pesos, a julio del año pasado, la inflación acumulada ha sido de 51 por ciento, lo que implica que el poder adquisitivo ha caído un 34 por ciento; o en otras palabras: lo que en 2008 podíamos comprar con esos mil pesos ahora solo podemos comprar 662 pesos. Poco importa la denominación de un billete cuando nuestros problemas son estructurales. Definitivamente, la devaluación que se relaciona con la posibilidad -puesto que eso solo eso, una posibilidad- de la emisión de un billete de 2000 pesos es simplemente infundada. Y en caso de que se presentara una devaluación de nuestra moneda con respecto al dólar, encarecería nuestras exportaciones y la balanza comercial beneficiaría a los grandes exportadores incrementando sus ingresos y con ello sus inversiones lo que incrementaría a su vez el empleo en nuestro país, por ello, las devaluaciones no son malas, al menos para quien las provoca. El posible billete de 2000 ha generado tantas suspicacias que de pronto olvidamos lo realmente necesario: incrementar el poder adquisitivo de los sueldos y salarios y eliminar el uso de efectivo de nuestro sistema financiero.