Se llama Luis Horacio Salinas Valdés
y se hace llamar “Lucho”, y con estribillos como “yo sí lucho por
Coahuila”, intenta ganarse la simpatía y en última instancia el voto de los
coahuilenses para la sucesión en la gubernatura en Junio del presente. Se
ostenta como el primer candidato independiente en la historia de Coahuila y
busca hacer la diferencia haciendo uso de redes sociales para llegar a todos
los rincones del Estado al no poseer la estructura de un partido que lo
respalde. Sin embargo, me atrevo a asegurar que de nada le servirá, pues “Lucho”,
no es el “Bronco” de Nuevo León. Y aunque las condiciones en Coahuila son de
hartazgo generalizado, al independiente le están faltando algunas estrategias
que El Bronco supo canalizar de manera adecuada en el vecino Estado. Una de las
primeras, y que sin duda fue de las más importantes, es que Jaime Rodríguez
hizo campaña directa contra las deficiencias y principales cuestionamientos vertidos
hacia Rodrigo Medina, el ex gobernador, es decir, le puso nombre y apellido al
hartazgo ciudadano, cuestiones que “Lucho el independiente” no se ha atrevido a
realizar, pues sus diatribas solo van contra “los políticos tradicionales”, y
eso, lamentablemente no vende en cuestiones políticas ni tampoco genera ,las
simpatías entre quienes exigen un cambio. Así que mientras el independiente
siga con mensajes eufemísticos, su campaña está destinada al fracaso. Segunda,
en el caso de Jaime Rodríguez, este supo hacer uso correcto de las redes
sociales, es decir, supo cómo canalizar el hartazgo a través de este espacio
virtual que sin duda llega a todo tipo de personas, sin importar condición
social, escolaridad o cualquier característica disímbola, pero todo acompañado
de las bombas dirigidas a favor de la inconformidad de los nuevoleoneses. Solo
basta ver de qué manera se han viralizado las manifestaciones contra el alza al
precio de las gasolinas para darnos cuenta la forma en que la inconformidad
puede ser bien conducida por un candidato que busque hacer la diferencia. Tercero
y último, El Bronco supo acercarse a publicistas que se encargaron de eliminar
sus 33 años de militancia priísta, lo cual fue contundente para su triunfo, sin
embargo, nuestro independiente no cuenta al parecer con nadie que lo asesore,
pues su aparición en redes no supone ir más allá de su presunción por ser “apartidista”
y porque su apócope resulta ser sinónimo de batalla o pugna que acomoda en la
leyenda “lucho por Coahuila”.
No obstante y pesar de todo, si este independiente quisiera prescindir de
las estrategias de “El Bronco”, por lo menos debería tener una estela de buenas
acciones como antecedentes personales enfocados a la lucha por derechos
humanos, combate a la pobreza, o por lo menos la academia que lo respaldara
como un intelectual, pero nada de eso, o por lo menos no nos lo ha dejado saber
el susodicho. Por lo pronto, tiene un espacio perentorio para superar la
segunda prueba, es decir, reunir 30.500 firmas de ciudadanos que estén de
acuerdo con su plataforma política que tampoco ha difundido, pero que debió
presentar al IEC. En fin, todo parece indicar que para Coahuila, el tiempo de
los independientes aún no ha llegado, al menos para Lucho Salinas.