Interpretaciones diversas se han presentado, explicaciones desde trincheras
muy particulares se han proferido, el suceso se puede explicar dependiendo del
punto de donde se observe. De lo que no queda duda, es que el 5 de Junio será
un día inolvidable para nuestro sistema político. Así como inolvidables fueron
las elecciones en las que el PAN por vez primera fue gobierno en los tiempos de
Francisco Barrios en Chihuahua, Ernesto Ruffo en Baja California y Medina
Plascencia en Guanajuato, así como el primer gobierno yuxtapuesto en 1997 y la
histórica victoria en el 2000 en el que el PAN obtiene la presidencia de la
República. Así de histórico será el 2016 para el PAN, quienes simplemente
barrieron a la maquinaria priísta en siete estados en las elecciones del pasado
5 de Junio. Histórico y lleno de júbilo para algunos, mientras que fatídico
para otros, en este caso el priísmo, quienes aún resienten los daños provocados
en la pasada elección. Interpretaciones sobre la debacle del priísmo hay
muchas: dice la iglesia que es el resultado de la iniciativa presidencial del
apoyo a las parejas gay, dicen los panistas que es debido a su exitosa campaña
y a que presentaron mejores cuadros en la competencia, aunque todos a excepción
de Javier Corral eran expriístas, los vapuleados militantes del PRI dicen no
conocer las causas de su humillante derrota, pues su mismo líder nacional
intenta buscar las causas. De lo que si no hay duda, es que el ganador, como
siempre, fue el abstencionismo, que rondo poco más del 50%, teniendo en cuenta
que hubo estados en los que dicho manifestación superó el 70%. Pero volviendo a
las causas de la derrota del PRI, es posible encontrar parte del origen en la
misma popularidad presidencial, pues Peña Nieto es el presidente con la
calificación más baja desde Ernesto Zedillo, pues ronda un 30% de aprobación,
es decir, 7 de cada 10 mexicanos reprueban su gestión. No obstante, endosarle
toda la responsabilidad al presidente resultaría una pifia, pues en los mismos
Estados algunos gobernadores simplemente observaron prácticas corruptas y
bastante cuestionables, como en el caso de Javier Duarte en Veracruz, es decir,
tanto a nivel federal como a nivel estatal, el priísmo ha puesto su granito de
arena abonando e invirtiendo directamente en su propia aniquilación. El
resultado es un simple voto de castigo que envía el mensaje de que la sociedad
reclama un cambio, aunque sea solo de siglas partidistas, pues el voto de
castigo dista mucho de un voto inteligente. El voto de castigo es solo
reactivo, motivado por una molestia coyuntural, sin plantear exigencias reales
a largo plazo. He ahí la causa verdadera de la debacle tricolor, sin embargo,
es esa misma causa el motivo de su regeneración, pues es precisamente esa
molestia coyuntural lo que permite que superado el coraje, unos años después
las personas olviden las afrentas y permitan el regreso de los caídos.
Paradójicamente, la misma causa de la derrota del Revolucionario Institucional,
resulta ser su misma medicina. No es algo nuevo para ellos, ahora simplemente
les queda esperar y no hacer absolutamente nada para recuperar de nuevo lo que
por el momento han perdido. Tal cual sucedió en 2012.