Es un lugar común escuchar a las típicas autoridades que intentan culpar a
anteriores administraciones de haber generado problemas que las actuales no
pueden resolver, en un claro intento de justificar ineficiencia; o en algunos
otros casos, la idea es marcar un punto de inflexión en donde se demuestre que
la estrategia correcta es la actual y no la de anteriores administraciones llenas
de yerros.
Tal es caso del reciente choque de comentarios que tuvo lugar entre el
actual Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el ex presidente
Felipe Calderón Hinojosa. El enfrentamiento tiene que ver con la acusación del
Secretario Osorio sobre la violencia derivada de la lucha contra el crimen
organizado que ha generado una estela de violencia que hasta la fecha sigue
incólume. Las palabras del secretario denotaban que el anterior gobierno
emprendió la lucha mediante un mal diagnóstico y por ello los resultados fueron
violencia generalizada.
Ciertamente el secretario tiene razón, pero de manera parcial, pues
efectivamente la violencia se desato en los gobiernos panistas, pero olvida que
fueron precisamente los priístas quienes inflaron la burbuja de la delincuencia
durante muchos años y tarde o temprano tenía que estallar, además, es cierto,
los muertos en el sexenio de Calderón ascendieron a la cantidad de 70,000
personas, sin embargo, en lo que va del sexenio actual priísta, la cantidad de
muertos producto de la violencia supera ya los 57, 000, y eso que vamos “a
medio camino”. Es decir, que proporcionalmente, el gobierno de Peña va
superando considerablemente a su antecesor en Los Pinos en cuanto a récord de
muertos producto de la violencia generalizada.
Desconozco a ciencia cierta si el secretario intenta justificar de manera
subrepticia la ineficiencia del actual gobierno para traernos paz y seguridad
culpando de todo a los panistas, o si intenta presumir que mediáticamente ya no
suena tanto la violencia como sucedió durante el sexenio de Calderón. De
cualquier manera, este gobierno no tiene mucho de que presumir si de ofrecer números
positivos en el tema de seguridad se trata. Me parece que el secretario fue
demasiado temerario al proferir que la estrategia calderonista fue errónea cuando
la propia y actual no es menos negativa en cuanto a resultados. Mucho menos
cuando en su haber, el actual gobierno lleva el estigma de casos tan
escandalosos como el de Ayotzinapa o Tlatlaya que laceran y lastiman a la
sociedad en su conjunto y que, hasta donde yo recuerdo, no existe precedente
parecido en las administraciones de los panistas Fox y Calderón.
La estrategia de Calderón, en su momento, fue sin duda la acertada, pues al
crimen se le enfrenta de manera directa sin corta pisas, pues la simulación de
que todo está bien simplemente prolonga el problema y enquista la violencia dentro
del seno del Estado hasta coludirlo y ser un mismo ente, tal cual sucedió durante
los gobiernos priístas por más de 30 años.