miércoles, 11 de noviembre de 2015

EL REINO DE LA LIBERTAD

"El bien más genérico que se requiere para garantizar la autonomía de las personas es precisamente la libertad de realizar cualquier conducta que no perjudique a terceros"; con estas atinadas palabras, la ponencia del ministro de la Suprema Corte de la Nación, Arturo Zaldívar, con respecto a la inconstitucionalidad de artículos prohibicionistas y cuyo análisis intentaba obligar a la Secretaría de Salud a otorgar autorizaciones para la producción y transporte de marihuana a una empresa en particular (SMART), logró fructificar y sentar el precedente para una posible despenalización general en el consumo de dicha droga.
La tesis estaba basada precisamente en “la autonomía de las personas” y su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Lejos de conceptos moralistas y religiosos que están completamente ajenos al Estado de Derecho y al reino de las libertades individuales, la Suprema Corte ha fallado en pro de las garantías individuales.  
Y es que el Estado desde mucho tiempo atrás ha mostrado una actitud intervencionista tratando de definir lo que le conviene o no a las personas, ya en su momento la Iglesia tomaría esta misma actitud cuando imponía su autoridad en las primeras décadas de vida independiente. Violentando con ello la esfera de la soberanía y autodeterminación de cada individuo. Desde absurdas disposiciones como retirar saleros de los restaurantes para evitar que los comensales abusen de esta sustancia, hasta prohibiciones de drogas blandas que solo afectan a quienes las consumen, el Estado constantemente violenta el espacio de las libertades individuales aduciendo el bien común en una especie de paternalismo anacrónico propio de sociedades ya desfasadas.
Y es que no basta ser expertos para poder constatar las terribles consecuencias que el prohibicionismos ha traído a nuestro país en cuestión del tema de las drogas. La despenalización en el consumo traería como resultado un golpe directo a las finanzas del crimen organizado, además de que el consumo de marihuana es infinitamente menos dañino que el de otras drogas permitidas como el tabaco y el alcohol, además de ser una droga que solo afecta a quien la consume y, finalmente, se respetan las libertades individuales de las que cada individuo debe inevitablemente gozar sin intervención de ninguna institución con intenciones moralistas, ya que, como lo mencionara atinadamente John Stuart Mill, “Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y mente, el individuo es soberano”.
La corte no es una institución que busca que todos corramos a conseguir droga de manera legal, para ello intervienen otros aspectos como la educación en casa, lo que la suprema corte acaba de hacer, es otorgarle a las libertades individuales su justa y debida dimensión dentro de un sistema democrático pleno en aras del bien común, y de paso, ha comenzado a derribar atavismos mentales que aún nos tiene atados al pasado en perjuicio de nosotros mismos.