miércoles, 11 de marzo de 2015

DISCRIMINACIÓN Y CENSURA

[…] “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”. Desconozco que tan difícil resulte la interpretación de este que resulta ser el artículo primero de nuestra CONSTITUCIÓN. Y es que las recientes declaraciones del pastor Carlos Alberto Pacheco Coronado, líder de la organización religiosa Cristo Vive, en las  cuales literalmente y de manera categórica arremete contra el matrimonio y las adopciones por personas del mismo sexo al denominarlas: aberraciones y abominaciones, le ha costado ya una multa de $36,247 pesos por sus comentarios hirientes, peyorativos, fuera de lugar y sobre todo discriminatorios en contra de parejas homosexuales.
Quizá no les queda claro que las leyes están confeccionadas no para satisfacer criterios religiosos o moralistas, sino para garantizar la igualdad de las personas estableciendo derechos y obligaciones. Y la idea de la no discriminación debe ser una prioridad y su ubicación dentro del primer artículo de nuestra constitución da fe absoluta de dicha importancia. Es claro que algunas personas como el susodicho en cuestión carecen de elementos básicos que deben privar en un ciudadano: tolerancia, pluralidad, respeto, igualdad y equidad. Y es que la existencia de estas virtudes cívicas nos permite abonar a la construcción de un Estado de Derecho y a la consolidación de la Democracia.
Es cierto que todos tenemos derecho a expresarnos, y ante todo defiendo el derecho del religioso a expresar su punto de vista y su rechazo a las medidas liberales y democráticas que se han aprobado en Coahuila y otros estados, pero cuando ese derecho se utiliza para denigrar, herir o simplemente atentar contra derechos de terceros se debe aplicar todo el peso de la ley. Y es que estos no han sido los primeros actos ignominiosos del religioso, sino que ya con antelación había entregado panfletos en donde aducía que la homosexualidad se podía “curar”, aduciendo con ello que era una enfermedad y llamando tácitamente enfermos a todos los homosexuales y lesbianas. Desde luego que este tipo de actos resultan ser homofóbicos y conculcadores de las leyes constitucionales.
Equivocados están todos aquellos que acusan al gobierno de Coahuila de censurar al pastor, pues sus comentarios tergiversaban completamente el sano derecho a expresarse. Celebro efusivamente la decisión del gobierno coahuilense de aplicar la sanción, pues se trata de defender la pluralidad que en sí misma es la esencia de la Democracia. Y además, de defender categóricamente los principios de nuestra carta magna que le dan vida a nuestra República que tanta sangre ha costado edificar como para permitir que intolerantes intenten derrumbarla y regresarnos a escenarios pasados que tanto daño le hicieron a este país. La lucha ahora es contra la discriminación y todos debemos sumarnos.