En días pasados la Universidad Autónoma de Coahuila, máxima casa de
estudios de nuestra entidad, en voz de su rector, el Lic. Blas Flores Dávila,
presentó ante el consejo universitario, medios de comunicación, autoridades y
comunidad en general, el denominado PDI, o Plan de Desarrollo Institucional
2013-2016, el cual, sin duda, resulta ser un parte aguas en la historia de la
universidad, y aunque ciertamente posee metas muy ambiciosas y que suponen
desterrar esquemas tradicionales rutinarios de funcionamiento y operatividad de
la Universidad que verdaderamente resultan ser anacrónicos e inveterados, el
esfuerzo sin duda es bienvenido y merece, por lo menos, el beneficio de la duda
y los mejores deseos en su implementación.
Y es que, a mi juicio, desde dos vertientes, una como egresado de la
Universidad y la otra como trabajador de la misma, la UAdeC ha crecido
exponencialmente, la infraestructura en sus tres unidades ha sido encomiable,
con instalaciones nuevas, ampliación de la oferta educativa y la absorción de
mayor matrícula de estudiantes tanto en bachillerato como en nivel superior, es
decir, crecimiento cuantitativo, sin embargo, la esencia de toda universidad es
a todas luces la cuestión académica, principalmente de la llamada planta
docente, es decir, la parte cualitativa. Y es justamente aquí en donde la
Universidad ha avanzado con signos de abulia, pues la investigación académica
se encuentra en pañales en comparación con instituciones como la UNAM, el
COLMEX, el CIDE, el Politécnico y el ITAM, entre otros, y no porque la
universidad adolezca de talento y de profesionistas con la capacidad para
generar investigación de calidad que siente referentes académicos a nivel
nacional, sino porque dicho talento no ha sido bien encaminado por darle
prioridad al desarrollo cuantitativo.
Pues bien, el PDI trae consigo un enfoque diferente que sin duda debe de
implementarse por el bien de la Universidad. Y algunos de los puntos que son
pragmáticos resultan ser los siguientes: Apoyar
la formación y actualización disciplinaria y la divulgación científica, apoyar
la formación de los cuerpos académicos que generen investigación y no solo
formarlos para cumplir con el formalismo de contar con un C.A, revisar los perfiles de
todos los profesores de la Universidad y su concordancia con las materias que
imparten, capacitar al 20 por ciento de
los docentes del nivel medio superior y superior en los enfoques temáticos de
equidad, sustentabilidad, responsabilidad social y valores y muchos aspectos más
que realmente suponen un giro de 180 grados en lo que a desarrollo académico se
refiere.
Me parece que la Universidad, en ese sentido va por muy
buen camino, solo resta esperar que el PDI no se quede, como la mayoría de los
buenos proyectos e ideas en este país, tan solo en las buenas intenciones, por
lo pronto, es menester aplaudir la aprobación de este nuevo proyecto y
colaborar para que sus preceptos encuentren eco en la práctica, en beneficio de
nuestra máxima casa de estudios: La UAdeC.