Con el slogan de: “Una empresa de clase mundial”, la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) ostenta de manera constante una imagen que ciertamente no
corresponde a la realidad, y es que sin ánimo de generalizar una percepción o
situación particular, dicha empresa carece de los elementos básicos para
autodenominarse con categoría ecuménica. Pues tan sólo en la colonia Ignacio
Allende, en Allende, Coahuila, ya se sabe con mucha antelación, que a partir
del mes de Mayo de cada año y hasta el fin de la primavera, la energía
eléctrica se cortara de manera intempestiva e inexorable por lo menos en unas seis
ocasiones, y todo esto debido a que la infraestructura de la CFE resulta ser obsoleta,
anacrónica, inveterada, desfasada y poco funcional al no poder soportar la
carga de consumo de energía que se incrementa por las altas temperaturas, no
conforme con ello, hay que esperar aproximadamente seis horas para que
elementos de la empresa de clase mundial acudan a reparar sus aparatos de alta
categoría.
Pero dejando de lado particularidades, es menester echar un lacónico
vistazo a la realidad objetiva de la CFE: Pues nada más en el lapso entre 2005
y 2011, la generación bruta de de la
paraestatal bajó 15%, es decir, de generar 170 terawatts-hora a 145.06. No
obstante, en lo que sí tuvo un aumento, fue en el número de empleados
permanentes, al aumentar de 56 317 a 68 507, es decir, un 21%, con el lastre
que supone para el erario la condonación de consumo (indiscriminado) por parte
de los empleados de dicha empresa.
Así mismo, nada más en 2010, tuvo una pérdida de 55 mil millones de pesos a
pesar del aumento constante de las tarifas de energía y la existencia de por lo
menos 30 tipos de tarifas distintas. Y para finales del año 2012, la CFE
reportaba un pasivo total de 849 mil 467 millones de pesos, un incremento del
12.24% con respecto a 2011, lo cual quiere decir en términos técnicos, que la
CFE es una empresa quebrada, de clase mundial pero quebrada. Para dejar de lado
las cifras, la mitad de la generación de energía eléctrica en México es
efectuada por compañías trasnacionales, es decir, la CFE está parcialmente
privatizada, situación que resulta ser inconstitucional.
En lo personal me parece adecuado que la CFE se privatizara con el tiempo,
pues con ello se remodelaría toda su deficiente estructura, se recortaría el
personal de sobra y se eliminaría ese insostenible privilegio de los
trabajadores de no pagar energía eléctrica y así evitar el despilfarro de la
misma. Pero la más importante, es que no habría más apagones en los veranos de
48-50 grados y en caso de alguno, la reparación sería inmediata. El fin
justifica los medios, por lo pronto, el eslogan de la CFE se refiere a una
realidad que dista mucho de lo que actualmente sucede en todo el país.