Se ha vuelto un paro injustificado, se han malversado las intenciones
originales de la reforma educativa al esgrimir palabras como “privatizar”,
“despojo”, “abuso de autoridad” Y es que
el sindicato de maestros (SNTE) aduce que están de acuerdo en la evaluación,
pero que difieren en lo referente a la pérdida de dichas plazas en caso de no
aprobar las evaluaciones. Y si esa es la tesitura en la que el SNTE decide
amparar sus paros y movilizaciones, ¿entonces de que sirve la reforma?, ¿qué
caso tiene que se les evalúe si no habrá castigos a la mediocridad? Reformar y
cambiar para que todo siga igual no me parece una política gubernamental
congruente y positiva. No obstante, en ello radica la exigencia del SNTE.
Si alguien ha privatizado las plazas públicas en este país ha sido
precisamente el SNTE, pues no sólo las volvían patrimonio personal, al
heredarlas incluso a familiares, sino que también han lucrado con ellas
vendiéndolas el mejor postor. Lo que la mayoría no han entendido es que todo
puesto laboral que se pague con recursos públicos es de la misma naturaleza. Es
como si los alcaldes decidieran eternizarse en el puesto y luego heredarlo a
sus hijos, y aunque los ejemplos pueden ser asimétricos, en esencia son
iguales, pues no dejan de ser pagados con el erario público. La diferencia es
que los ediles son finitos, su periodo termina, no así el de los trabajadores
de la educación, y por la misma perennidad de su trabajo y la enorme responsabilidad
que llevan en sus manos, deben ser evaluados constantemente y removidos si no
pasan los exámenes que evalúan su desempeño en las aulas. Y si lo que les
preocupa es quedar desempleados y llevar a la ruina a sus familias, pues
entonces en nombre de la misma familia que se pongan a estudiar y a prepararse
para actualizarse y mejorar constantemente su desempeño.
Sin embargo, parece que es más el interés económico lo que los mueve que la
verdadera vocación de servicio, pues se han lanzado a paros laborales con el
fin último de preparar amparos colectivos contra la reforma que ha sido
aprobada en el poder legislativo, pero que necesita de 17 congresos locales que
avalen dicha reforma para que entre en vigor.
No han entendido que la reforma busca perfeccionar el rubro educativo y
volverlo de calidad para entrar de lleno como nación en el concierto de las
potencias desarrolladas, parece que a los maestros no han entendido que los 60
millones de pobres en México, la terrible crisis de seguridad, la rampante corrupción,
el desempleo y la falta de oportunidades tienen gran parte de su origen en el
sistema educativo de nuestro país. Los suizos, los japoneses, los alemanes y
muchas sociedades desarrolladas más lo han entendido. Esperemos que por el bien
del país, y en congruencia con ese lema de “los maestros que sí queremos
cambiar a México”, los maestros y su sindicato recapaciten y se preparen para
la reforma. El país no puede esperar más, el Estado necesita recuperar la
rectoría en materia educativa.