martes, 5 de abril de 2011

LA IZQUIERDA y SAN PEDRO

Allá por los tiempos de los inicios del parlamentarismo en Inglaterra, alrededor del siglo XV; cuando el congreso inglés estaba dividido en dos cámaras, la de los lores y la de los comunes,  la oposición a los cómodos al sistema se sentaban del lado izquierdo de ambas cámaras; a partir de ese momento, nace la corriente denominada izquierda como alternativa de gobierno en representación más directa y sensible a las exigencias populares; sin embargo, fue hasta la aparición del primer estado comunista en el mundo, es decir, de Rusia en 1917, que la izquierda adoptó un modelo a seguir y a perseguir como uno de sus principales objetivos.
La guerra fría luego polarizó al mundo y todo aquel país que no se alineara con la ideología capitalista o comunista representada por Estados Unidos y Rusia, respectivamente, llevaría el mote de tercermundista.
Algunos que no aceptaron esa denominación conformaron un grupo denominado NOAL, o países no alineados. El resto siguió con el mote de tercermundista; y esos países empezaron a ser disputados por los dos modelos que compartían la hegemonía del orbe en esos momentos.
México fue uno de esos países, y la izquierda pura tuvo su representación principalmente en los años sesentas (aunque con un serio intento durante el cardenismo), igualmente, fue reprendida severamente por los gobiernos priístas de esa época en contubernio con los estadounidenses a través de la CIA.
La izquierda auténtica, aquella de los sesentas y setentas, buscaba la implementación del Estado Social, no la de un Estado asistencialista generador de clientelas, aquel Estado basado en principios keynesianos de intervencionismo estatal para generar condiciones de equidad, no de igualdad.
Sin embargo, la caída del muro de Berlín en 1989 marcó la decadencia del modelo a seguir por las izquierdas en el mundo y su razón de ser quedó a la deriva y comenzó a ser abanderado por intereses muy alejados de los objetivos de izquierda aunque bajo su bandera inicial. Ello provocó, particularmente en nuestro país, que cualquier disidencia contraria a la hegemonía priísta fuera calificada de izquierda, a excepción del panismo. De hecho, la aparición del PRD en la escena nacional fue producto de la división del PRI.
De ahí en delante, el PRD ha confundido la izquierda con el asistencialismo, sobre todo para ganar filias y consecuentemente votos. Tal es el caso de San Pedro de las Colonias, en donde el gobierno de Emilio Marcos (+) fue aparentemente exitoso, pues fue el más asistencialista en la historia de San Pedro, tan así lo fue que le aseguró el puesto a su amigo Arturo Babún. Sin embargo, San Pedro fue el mismo de siempre con cero oportunidades de desarrollo económico y social. Tan es así, que el PRD a nivel nacional y local sigue postulando candidatos ajenos totalmente a los principios de izquierda social. Tal es el caso de la señora Martha Wong, quien es abanderada del PRD por el distrito X de San Pedro para esta elección local. La candidata en mención difícilmente ha de comprender las incidencias de abanderar las siglas de un supuesto partido de izquierda, al igual que su hijo, ha de pensar que dicha ideología supone dar despensas y cobertores, o quizá no hacer nada más que cobrar en la nómina tal cual lo hace la otra “representante de la izquierda” Yaneth Babún Moreno. Los reaccionarios, sin embargo, defienden el asistencialismo, cosa con la cual no estoy en desacuerdo, siempre y cuando éste estuviese acompañado de acciones tendientes a desarrollar a las comunidades a través de empleos y calidad de vida. Pero en San Pedro, el perredismo sólo ha entregado dádivas que contentan a la población y mitigan su ínfima situación económica sin edificar las condiciones para el desarrollo a mediano o largo plazo de las comunidades.
Esa es la cara del PRD en San Pedro, siempre he simpatizado con la izquierda, sin importar que algunos me llamen ultraderechista, lo que me vuelve un crítico de la izquierda sobre todo en San Pedro, es que conozco la historia de la izquierda auténtica y su lucha sin fructificar; de su proceder sin rumbo y sobre todo, del honor que le hacen a la frase del unificador de Alemania, Otto Von Bismarck, en la primera parte de su célebre frase que reza de la siguiente manera: “el político siempre piensa en la próxima elección, mientras que el Estadista piensa en la próxima generación”.